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De las religiones paganas al cristianismo moralista

He estudiado las antiguas religiones paganas que precedieron a la obsesión posterior por un único creador divino.
Dichas religiones se centraban más en las fuerzas fundamentales que mueven el mundo y menos en reglas morales arbitrarias.
El sol sale por la mañana y se pone por la noche. Los mares suben y bajan. La hierba crece, se marchita, muere y llegado el momento vuelve a brotar del suelo. El aire se calienta, se enfría y se vuelve a calentar.
Una fuerza escondida nos mantiene pegados al suelo y tira de nosotros cuando intentamos separarnos de él.
Cada una de estas acciones estaba representada por un dios o una diosa. Cada fuerza tenía su propio rostro, reconocido como algo distinto y poderoso. Lo cual no significa que no hubiera conexiones entre estas fuerzas (un panteón de espíritus individuales). Unas manos invisibles guiaban el progreso del mundo a nuestro alrededor.


Aunque con sus fallos, era un intento de categorizar, estudiar, explicar y comprender cómo funcionan las cosas. Pero ahora se nos pide que aceptemos una explicación aún más simplificada. Es de ingenuos creer que debe haber una sola respuesta a cada pregunta y a cada misterio, que existe tan solo una única luz divina que lo gobierna todo. Nos dicen que dicha luz trae paz y amor. Pero yo digo que esta luz nos ciega, y nos obliga a andar a tientas en la ignorancia.
Anhelo el día en que los hombres se aparten de monstruos invisibles y vuelvan a abrazar una visión del mundo más racional.
Pero estas nuevas religiones son tan útiles, y amenazan con castigos tan terribles a quienes las rechazan, que me temo que el miedo nos mantendrá aferrados a lo que sin duda es la mentira más grande jamás contada.

Fuente: Página 20 Códice del Asesino. Altaïr Ibn-La'Ahad (االنسر في الطيران، والابن من أحد). ) 1212. 

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